miércoles, 10 de noviembre de 2010

#Capítulo 11

-¿Y después?
-Después nada. Ya no volvió a dar señales de vida. Durante más de un mes le llamé todos los días pero siempre lo tenía apagado y cuando fui a su casa a buscarlo, descubrí que se había mudado. Su casa estaba completamente vacía, fría. Sin vida. Tampoco apareció por el colegio, simplemente dejó de ir. En fin, nunca más volví a saber de él.
-Debes de haberlo pasado fatal.
-No te lo voy a negar. Pero conseguí encontrarle un lado positivo a todo esto.
-Que es...¿cuál?
-Pues que de el dolor siempre se aprende algo. Conseguí entender que no puedes entregar todo a alguien, olvidando todo lo demás, porque de repente esta persona puede desaparecer de tu vida arrebatándote todo lo que tienes.
-Eso es verdad. No podemos apoyar nuestra vida en un único pilar, ya que en cualquier momento esta estabilidad que necesitamos desaparece.
-Lo más difícil es sin duda superar un mal momento sin la ayuda de la gente que te quiere. Pero de eso me di cuenta demasiado tarde, cuando esta gente ya no estaba a mi lado. Cuando yo misma les había echado.

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