sábado, 20 de noviembre de 2010

#Capítulo 12

Entran en otro bar. Ambiente más animado, más gente. Piden otra copa cada uno y se quedan esta vez en la barra.
Bajo la tenue luz y los focos parpadeantes, mantienen la mirada fija en los ojos del otro respectivamente con una sonrisa en los labios.
-Te toca.
-¿El qué?
-Hablar. Cuenta un poco lo que has hecho en este tiempo. No sé, ¿has estado con alguien?
-Estuve muy pillado por una chica de mi clase pero no hubo nada entre nosotros.
-¿Qué pasó?
-Pues que las cosas no salieron exactamente como quería se podría decir. Me estuvo gustando mucho tiempo pero ella solo me hizo daño. Nunca mostró ningún tipo de interés por mí y si hablaba conmigo era por conveniencia. Pero lo nuestro fue completamente opuesto a lo tuyo con Carlos. Yo no la quería ver más, porque cada vez que lo hacía, me sufría aún más. Por eso traté de evitarla pero no me sirvió para nada porque me la encontraba en todas partes. Y eso me hacía aún más daño. Incluso tuvimos que hacer un proyecto los dos juntos para el instituto y dos veces por semana nos quedábamos por la tarde para avanzar un poco. Llegó un momento en el que no lo soportaba más y estallé. Le dije todo lo que había sentido por ella y también le dije que le odiaba por todo aquello que me había hecho pasar con sus crueles comentarios hacia mí. Y, ¿sabes lo que me dijo entonces?
-¿Qué te dijo?
-Pues que no sabía como podía ser aún tan infantil.
Ella se percató de aquel brillo en sus ojos que demostraban que se encontraba realmente furioso por todo el daño que le había hecho pero sobre todo porque se había burlado de él. Entonces, buscó las mejores palabras para calmar un poco la situación.
-Pues, ¿sabes lo que pienso? Que esa chica estaba tremendamente equivocada. Que no se dio cuenta de la persona tan maravillosa que tenía ante sus ojos y que, sin duda alguna, en cualquier momento entenderá que la inmadura era ella, por haberte tratado de esa forma, cuando tu tuviste la enorme valentía de confesarle tus sentimientos.
A medida que iba soltando aquellas improvisadas palabras, se daba cuenta de cómo se iba dibujando una sonrisa en su rostro, mientras agachaba la vista para clavarla en su vaso ruborizado.
-Y es más, siempre he sido de la opinión de que si dos personas no están juntas, es por algo. Es decir, si esas dos personas fuesen a ser felices juntas, no me cabe duda de que estarán juntas. Pero, si por el motivo que sea, no lo están, es simplemente porque la vida lo ha querido así. Opino que simplemente es un mecanismo de defensa, como de prevención para todo lo malo que vendría después.
-¿Enserio piensas así?
-¡Pues claro! Desde mi punto de vista es algo que hace la vida para no tener que recoger las lágrimas de aquellas personas valientes y fuertes. Aquellas personas que no se merecen sufrir. Aquellas personas como tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario