martes, 22 de febrero de 2011

#Capítulo 21

Se recoge el pelo en un moño y resopla con desesperación mientras mira el montón de apuntes que aún le queda por estudiarse. 
Llaman a la puerta.
-Pasa. -Dice con el bolígrafo entre los labios ya mordisqueado.
Se abre la puerta y ella se gira, descubriendo que no es su madre quien llama a la puerta.
-¿Qué haces aquí?
-Tenía ganas de verte. Perdona por no llamar, me ha abierto tu madre. ¿Molesto?
-Claro que no tonto -responde con una sonrisa- Además, necesito ya un descanso. Me estoy volviendo loca.
Le dedica una amplia sonrisa y pasa dentro de la habitación, sin pedir ya permiso; es lo que tiene la confianza.
-Tengo algo para darte.
Ella deja el bolígrafo sobre la mesa y se dirige hacia él con bastante interés.
Él le entrega una pequeña cajita envuelta con un delicado papel de regalo plateado con brillos en negro.
-¿Y esto?
-Bueno, espero que este sea el tipo de regalos que te gusta y no me lo tires a la cara.
Ella le sonríe y examina el paquete que está entre sus manos buscando una abertura o algo por donde comprobar el contenido de él. Lo abre lentamente y una sonrisa aún más grande se abre paso en su rostro. 
Sobre su mano sostiene un colgante de un reloj de bolsillo antiguo, realmente bonito.
-Me encanta, de verdad. Gracias. ¿Cómo sabías que lo quería?
-Uno tiene sus contactos y, por ver una sonrisa tuya, soy capaz de mover cielo y tierra.

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